Poeta, dramaturgo y artista plástico, Joan Brossa (Barcelona ,1919-1998) produjo una extensa obra. En los años cuarenta conoció al poeta J. V. Foix, uno de sus referentes literarios, y también al filósofo Arnau Puig y a los artistas Modest Cuixart, Joan Ponç, Antoni Tàpies y Joan-Josep Tharrats. Con ellos fundó el grupo y la revista de vanguardia Dau al Set (1948), en la que colaboró con textos surrealistas que consistían en la escritura de imágenes oníricas e hipnagógicas próximas al automatismo psíquico. Fue el inicio de una amplia obra literaria que utilizaba el lenguaje como medio de experimentación y que condujo a su autor a la poesía visual, la dramaturgia, la escultura y la performance. Los elementos de su poesía, como la ironía, la asociación, la descontextualización y el rechazo de la diferenciación entre palabra y objeto, cristalizaron en la confección de objetos. Si bien en sus inicios surrealistas ya había construido un par de objetos tridimensionales, a partir de 1967 Brossa se dedicó plenamente al mundo de los objetos, un campo sin las restricciones propias del lenguaje que ya no abandonaría nunca. Los años ochenta y noventa fueron muy fértiles en cuanto a su producción visual, que refleja las inquietudes que se habían ido acumulando a lo largo de su itinerario poético: la búsqueda de la magia cotidiana, la denuncia social y la transgresión. Al final de su vida, Brossa recibió un amplio reconocimiento con numerosas traducciones de su obra escrita, exposiciones de su producción artística y premios, que le situaron como una de las principales figuras  de la vanguardia catalana.

Además de su producción literaria, la producción plástica de Brossa pudo verse en numerosas exposiciones y retrospectivas como la de la Fundació Joan Miró de Barcelona (1986), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (1991), el Palau de la Virreina de Barcelona (1994), el Instituto Valenciano de Arte Moderno de Valencia (1997) y la Fundació Joan Miró de Barcelona (2001), entre otras. En el ámbito internacional, cabe destacar la presencia de Brossa en Art’20 de Basilea (1989), en las bienales de São Paulo (1994) y de Venecia (1997), y sus exposiciones individuales en Múnich (1988), Nueva York (1989), Céret-Colliure (1990), Houston (1990), Londres (1992), Marsella (1993), Malmö (1993), París (1995), Kassel (1998) y México y Monterrey (1998), entre otras.

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